viernes, 15 de abril de 2011

Cuando era bebé todo era más fácil, lo que quería lo conseguía llorando. Mientras crecía comenzaba a conseguir lo que deseaba por mis propios medios; si se me antojaba un dulce, tenía que buscar la forma de convencer a papá o a mamá para que me lo compre. Cuando elegí la carrera que estudio tuve buscar los mejores argumentos para que sea factible.
Ahora soy, en teoría, grande. Lo que quiero alcanzar lo hago con mi propio esfuerzo. Las decisiones las tomo yo... NO ME GUSTA. Ya no quiero crecer más, quiero volver a tener 6 años y decir papá quiero un beso de moza, o una galleta. Aún me acuerdo cuando con una moneda de 5 céntimos se compraba un caramelo de limón.
Hoy, todo ha cambiado, en todos los ámbitos, hoy se hace más complicado sonreír porque los problemas van creciendo sin que te des cuenta. No quiero ahogarme y no lo voy a hacer pero ¡Qué difícil situación es todo esto!