jueves, 23 de mayo de 2013

Burbujas

Me educaron en un colegio religioso, en la que me sustentaban por medio de la biblia acerca de lo bueno y lo malo. Además me crié en un hogar tradicional, en el que las reglas son que mientras viva ahí se respetan los parámetros.

Estoy segura que más que el colegio, lo que marcó mis miedos y limitaciones fue mi familia. Siendo específica: mi mamá.

Aprendí a mentir porque ella no permitía que saliera con alguien, supongo que tenía miedo de que perdiera la virginidad y que salga embarazada. Me enseño que tener sexo antes de estar casada es pecado y que la había decepcionado. Me limitó a no salir en las noches con mis amigos porque era peligroso. Me dijo que no tuviese amigos porque en algún momento me podrían traicionar, hacer una mala jugada  y que en las únicas personas que podía confiar era en ella o papá. Me inculcó que la mujer es la que debe limpiar, cocinar, y mantener la casa en orden.

Siempre fui, ante sus ojos, la hija modelo, la que seguía todos los parámetros. No salía en las noches a fiestas, sacaba buenas notas en la escuela, salía con ellos cuando ellos querían y aprendí a tener miedo y hasta no ser autosuficiente.

Ahora tengo 23 años, y aún quiere seguir teniendo ese control sobre mí. Mamá no sabes que daño me hiciste, me enseñaste a mentir desde que estaba en el colegio para verme con chicos a escondidas, me quistaste la seguridad en mi misma no permitiéndome elegir las cosas que yo quería, siempre imponías el corte de cabello que debía llevar, el largo de la falda y hasta los aretes que tenía que ponerme. No permitiste que tenga más amigos que los contados con las manos. No te adaptaste a que los tiempos estaban cambiando y que dejar que tus hijos sean grandes no significa de que estás promoviendo el libertinaje.

Mamá, algún día entenderé y te daré la razón por la forma en que me criaste, pero no siempre vas a poder tener el control sobre todo. La vida está vivirla, para amarla y para apasionarse con ella. Ahora siento que jamás fui transparente conmigo misma, que me enseñaste a ser insegura y tener dependencia del entorno, me volviste vulnerable a todos los factores que puedan intervenir y me limitaste a reconocer mi cuerpo.

Quizás ahora no pueda entender la preocupación que tienen las madres, pero tú no llegas a entender el estilo de vida que llevan los chicos ahora. Sin embargo, siempre hiciste gigantes distinciones entre la crianza de un hombre a una mujer, YO me sé defender y no necesito que toda la vida me quieras meter en una burbuja.


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